domingo, 26 de abril de 2009

CUANDO NO QUEDEN VOCES

Inscripciones :

Reg.Prop.Intelect.Nro. 164959, 23.08.2007
Càmara Chilena del Libro I.S.B.N. Nro. 978-956-310-817-0, 24.08.2007.

Algunos datos del Autor ( Santiago, 1952 ) :

Primer libro editado : ASENTAMIENTOS, Ediciones Nueva Galicia, Mayo 2005.
Presentado en el Centro Cultural de España con sede en Santiago, Julio 2005.

___________________________________________________










CUANDO NO QUEDEN VOCES

BENITO MORENO SARMIENTO

____________________________





III




Puerto a puerto


isla contra isla


estuario hacia estuario


océano en océano


la palabra va navegando.


Así va esta palabra húmeda


hacia el último destino.

A la estación final


donde quedarán truncas muchas cosas,


pero nunca el mar.






IV




En esta isla, desarraigado


del


fin


desoxigenado de bosques.

Hoja


en el sueño inconcluso


de algún árbol enclaustrado en la espesura de la nada.



Bosque inexistente del desierto resultante


del hombre insensato


de sabias y savias evoluciones de la tierra.



El bosque se dejó mutilar


esperando


que el asesino reaccionara a tiempo.




V





No puedes evitar ese brazo que emerge de las sombras


que arrancarte quiere el cuello y el tronco.


Esa máscara se esconde detrás del árbol


y vuélvese campiña


oteando las estrellas, embelesada.



Según las últimas comprobaciones en los observatorios


te yergues


planeta


palabra nova.




Bienvenida palabra

cayendo


tu paracaídas averiado.




VII

ALEJANDRO MAGNO ES NECESARIO


Por qué no ahorramos tiempo y adoramos

a los dioses habituales ?





Como puedes ver,

mi cultura es primitiva.




En fin,

hemos convivido con ellos tanto tiempo.



Con los dioses guerreros

del amor

del arte

del fondo del mar

del centro de la tierra.


Hemos convivido también con los que no existen.




Entonces

nada podemos hacer.



Alejandro Magno es necesario.






VIII


Sufre un hombre en la butaca de un bar.

Toro frustado en su ceguera
impotente
proyecta imágenes en una pared blanca.

Un cuadro
eternamente vivo
eternamente inconcluso

eternamente abierto a las correcciones del alma.







IX




Viene el sur

sin que yo lo requiera.




Vienen bandurrias,

toda suerte de pájaros,

alerces,

mañíos vienen.




De otras partes también

pinos,

quiscos,

sin que yo los invite.



Con sus ramas amablemente intrusas

invaden mi ventana.


Bienvenido

vertedero

verdor y vertiente.





X

ESA VOZ QUE QUIERO ESCUCHAR


Esa voz que quiero escuchar del mediterráneo entorno

donde no existe la muerte

ni la escultura de la cultura

definida en una sola.




Esa voz está vigente.


La arquitectura de los antiguos funcionaba.

La ingeniería de las ciudadelas.


El agua vencía a las fuerzas de la Tierra.




Esa voz duerme en alguna biblioteca,

en algún monasterio o castillo inaccesible,

cuando la muerte no existía

como ahora.

XII

HE PERDIDO LA BRÚJULA


Esdrújulas y sobreesdrújulas,

violas y violonchelos,

pecíolos y sarmientos.



XV

Agenda teñida de alerce y cordero

Pájaro animal emplumado.



Una hoja, una máscara.




Transcríbeme todo

en el sueño

del alma enclaustrada.

XVII

VELETA



Del aguijón apasionado

al vacío frío,

esta veleta

mujer de huracanes predecibles me desplaza

entre continentes, como si yo fuera huérfano en el viento.



Pobres las ventanas a su paso !

Cristales multiplicados

Papeles sobre estrellas

en un cielo despojados.



Esta veleta me lleva y me trae,

me sumerge y me entrega

en los brazos de la pobre

armadura de la muerte.

XVIII

Sabías del ocaso de la luna eclipsada por el hombre ?

Es decir :

Sólo canto.

Me atrevo a decir

que estoy respirando tu locura.



XX
Gata y loba
bajaron de la montaña
para conseguir alimento.
El tiempo avanza, a veces lento.
Pero no vale el tiempo para ellas.
El viento sí es necesario.
Los huracanes son parte de su esencia.
Son el epicentro de todos los eventos,
necesarios para el bosque puro,
para la selva profunda,
para la eterna verdad
del animal herido
y hambriento en el tiempo perdido
de su orfandad.
XXI
TRUENOS EN LA LLUVIA

Recuerdo bien :

Parte son de la geografía

de Colchagua,

de Casablanca,

del verde estío de San Carlos,

del Parral húmedo,

dolorosamente abierto

y Temuco regado

por las lluvias necesarias.

Alguien me dirá

si no son éstas semillas dispuestas

para el génesis

de la poesía chilena ?

XII

CLAMOR AL OCEANO ORIGEN

No me alejes de tus puertos.

Quiero ser carpintero en caletas

perdidas en el tiempo del navegante.

No me alejes de la costa de tus puertos.

Hazme ciudadano de la Atlántida,

del azul, las turquesas,

antes que una oleada de sangre

no me permita seguir respirando

y el horizonte se cubra de rojo,

las tardes y las noches se confundan con mi sangre.

Hasta cuándo dependeré de la lluvia sobre el bosque ?

No me alejes.

Al menos espera

que la noche caiga, muda,

ausente de pájaros

y el bosque quede en penumbras.

Que un pájaro vuele

y entre por la ventana, ciego

de espacios libres.

En el horizonte no hay puertos de fuga.

En el horizonte azulnegro

nada hay para mis ojos navegantes.

En la altura de la oscuridad sin vértigo posible, no hay tiempo.

Sólo vacío ilimitado.

La paz ajena de los dioses.

Porque nada tengo - una carga menos.

Suspendido en la altura de esa nada y de esa muerte,

dedico

palabras que no mientan al paisaje

resultante de la última cruzada.

XII

ECOLOGIA





No reclamo para mí ni oro.

Me hago parte

de la armonía

en la sección aúrea de las cosas.

Y en ese afán necesario

brota una cascada que regula todo.

Así, el depredador es depredado.

El dador es dado.

El ofensor es ofendido.

El amante es amado.

El odioso es odiado.

Agua y aire

circulan con sabiduría por las calles.

La empatía de ambos polos

que conviven naturalmente

compartiendo

amores y desamores,

suertes y malas suertes,

lugares comunes,

donde brotan sinfonías del alma contradictoria.

No es cierto, me retracto :

Reclamo para mí

lo que corresponde a mis hijos

y a la mascota que pervive en un acuario.

Los salmones trepan el río

para que los engulla un oso.

XXIV

Españolito,

córtame la lengua.

XXV

Estoy sobre alcantarilla

que huele a hoja inalcanzable

vertida sobre papel irrepetible.

XXVI

ANTOFAGASTA

A Andrés Sabella

Puerto,

minas,

oficinas,

centros de acopio,

azufres y cristales,

catedrales abiertas

palpables

entre dedos derramados

hilo a hilo

hoja a hoja dolorosas

entre manos aferradas a un chango.

Desierto encaramado sol adentro

por tajos de tierra madre,

arena y roca harina,

panes salados

derramados una y otra vez

sobre la bruma

del espejismo de Huanchaca

bajo la bóveda.

Cofradía del mar

de las madres patrias en guerra,

madera contra madera,

velámenes y banderas

a jirones.

XXVII

SE EXTINGUE LA TINTA OCCIDENTAL

Cuáles son las aves que muerden el vacío ?

Los bosques dispersos en el aire después de la hoguera ?

Los ríos que nunca llegaron al mar ?

Y por las calles :

Quién habla solo ?

Quién lee un libro a tropezones ?

Eso implica por sí y por sí sólo

que una mujer exceda los espacios

y reinvente geometrías desconocidas.

La nueva arquitectura murió antes de nacer.

Las ojivas rebotaron en el cielo.

El palacio se deshizo piedra a piedra.

La obra no cabía en el paisaje.

Faltaron escuadra y escuadrones,

un proyecto creíble.

El gran Arquitecto estaba ocupado en otra cosa.

La envergadura no era sólida

o el terreno movedizo.

Los ojos no bastaron ni los labios,

ni las manos ni los pies de infantería.

No bastaron las promesas

ni la habilidad para resolver crucigramas en quince minutos.

XXVIII





En algún taller de arte contemporáneo,

de alguna noche interminable,

después de las botellas vacías,

después de los abrazos y apretones de mano,

en alguna ciudad civilizada

que trasciende al canto del sereno colonial,

permanece tendida una mujer en actitud durmiente

como duermen los imperios en actitud latente nunca derrotados.


Permanece una mujer greco romana.
Yo diría eterna.
Se dice que es árabe.
Se dicen muchas cosas.
Lo cierto es que encandila
hasta a los pájaros ciegos.

Yo diría que es más libre que sí misma.

Yo diría muchas cosas, pero verla en la noche, iluminando la calle,
es un portento.
Ella es todos los pájaros,
improvisando no sé qué cosa volátil.
Ella es algo más que un parque francés.

Los bosques son innecesarios
en un taller de arte contemporáneo.



XXIX

El viento no me trae

El mar no me vomita

El monte no me descalabra

El poema no fluye

La tarde no me piensa.

Muero entonces en mantos blancos bajo una pirca de cobre.




XXX

Ella se anuncia por campanas
Expropia el edificio donde habito
Engulle gradas y al llegar
al último piso,
a la habitación final,
se abren ventanas y sopla temporal
verde.

Se anuncia desfilando con hojas removidas por el viento
y cada movimiento suyo en la habitación
es una caja abierta
Un dibujo en la oscuridad
Una silueta en la luz
desafiante del silencio
conmovido por la elocuencia de sus ojos.

Se anuncia explosiva
Recodo inexplorado en el camino
Claro en el bosque abrazador
Palabra
Historia nueva
Bruma sobre el río
Amanecer
Los peces desconcertados en el fondo de la cuenca
en vísperas del arcoiris
o la cristalización de las aguas.

Se anuncia por campanas
Renace el edificio
Se repinta
Los pisos ya no pesan.

Sube, va subiendo
con firme paso
ya es dueña de la tarde
del claro día estival
y no baja nunca más.


XXXII

NUNO


A Edmundo Moure



Venerable Nuno,
alguien de nombre Rafael canta
a “ las ciénagas vestidas de barro ”
cerca de tu playa.

Tus playas se empobrecen como aguas detenidas
en un acuario abandonado ?

Asume que las ninfas provienen de una playa solitaria.

Tu palabra no escucho
Suena una gaita.
Huele a pescadores y a horizontes infinitos.

Tu palabra enriquece el valor que atesoro desde siempre
Tu palabra es mi espada y la enfundo
como la joya que defiende a los continentes perdidos
de la bruma de la ignorancia.

Tu palabra es sangre y fuego de tu patria española.

Fluye, fluye,
no necesariamente al mar.



XXXIII



En blanco lienzo
expondré los universos posibles
en pocas pinceladas
decisivas
de un solo trazo
sin levantar la mano
hasta el último aliento.

Sobre tierra estéril
Insertaré un elemento desconocido
Innombrable
Expansivo
a lo más profundo de las cavernas
a las luces mayores sin fronteras
a los espacios negros invisibles.


Bajo la bóveda monumental así concebida
florece el nuevo concepto articulado
La cuncuna acogedora
La flamante nueva piel
La novia desnuda de este universo profundo
que pendula
entre nacer y la fuga.

Es posible que la encuentre en una piedra
grabada
presa de una jauría.

Quisiera salvarla. No.
No es posible arrebatar
el manjar a las bestias.

XXXIV


Alzo la mano, pero no dibujo.
Acaricio el lienzo blanco
Siembro la tierra estéril
Me cobijo en la bóveda
Duermo
Estoy en paz.

Que los arquitectos te bendigan.



XXV

PABLOS EN LA TESTERA





Dispongo de la nada
Estoy solo
con los poetas de Chile.

Pablos en la testera.

TRIPAS DE CORDERO
Esos cantos lastimosos me disgustan. Esa víctima expresión, no. Al amor y a la belleza se canta como el guerrero que ocupará la colina con todas sus armas donde el único fracaso es la muerte. Al mendigo no apalearán, mas premiarán al trovador bien temperado, capaz de acallar el ruido de un andén, olvidando el viaje.

Esa manía de quejarse y no modular el dolor, esos balbuceos inaudibles nunca serán musical estructura. Preferible un silencio invasor y olvidarse del cortejo.

Hoy, erguido y solo, nazco en nuevo mundo, rodeado de mar y bosque.
La cuerda – tripa animal.
La voz – grito en el barranco.
El andar – cabalgadura.
El vuelo – ala eterna.

Anido en oceáno global que trasciende a cualquier asentamiento marino. Erguido y solo vuelvo a mi origen. Ese origen anida en un pentagrama de tripas de cordero, donde la música posible es el canto de un ave perdida en estaciones, desarraigada de vientos planeadores, resignada al interior de un bosque, suspendida en la bruma impredecible, ignorante del sol.

El instrumento no está en mis manos. Potencialmente, duerme empolvado y telúrico en el desván perdido.

La música entonces espera o vibra en el aire, suspendida de un clamor escrito.

Navega, corcovea, retumba, dormita, agoniza, resucita, pervive en su afán rítmico, en la danza de un libro.

Aquella guitarra está en manos de mis hijos, magistralmente. Ese piano que en parte alguna cabía, se despliega libremente a través de hojas encuadernadas con bramante encolado en mieles atrapadas por hexágonos, embadurnando los dedos ansiosos del conocimiento, respetuoso del templo de palabras diseminadas por la mano del hombre, incentivadas por la presencia de Dios, inspiradas por una mujer.

Nuestra gente deambula por las cortes financieras. Nuestros viejos agonizan en las plazas. Nuestros hijos se envenenan en las plazas. ¿Qué será de la antigua Grecia ?

Añoro deslizarme por plácidos ríos, bajo verdes cúpulas milenarias.
- No me apures, no me apures, Debussy.

Más adelante el despeñadero, la cascada excitante, pero abajo la muerte.
Más allá la vida, una biblioteca, conocimiento abierto. Y la paz depende de eso.

Más adentro fortaleza – como sabes .Temple guerrero y coraza.
Abre la compuerta que quiero regar mis plantas. Da la orden sin dañar a nadie. No quiero causar estragos por el capricho de un verso. Acudo a tus templos, respetuoso, pero no me pidas que me arrodille ante tus sacerdotes.

Vuela, vuela, mora, sobre las cúpulas. No te detengas. Es necesario ir lejos, seguir huyendo de la pobre espesura de la mediocridad pantanosa.
Es posible que pronto te estrelles contra un tajamar y quedes en silencio por algún tiempo.
Despertarás rejuvenecida, con los huesos intactos, nueva en la nave que se desliza con máquinas inertes, cuando amanece sobre la bruma del alba o bajo ella.
Haz cuenta que vives aunque yo relate tu muerte, aunque pronto aparezcas con otro color de pelo, otro maquillaje, derrumbándolo todo, arrasando con el mobiliario y cualquier elemento a tu paso.

Después de estrellarse con tajamares, todo puede esperarse de un águila herida, dispuesta a la libertad ganada hacia el último viaje, a la última ausencia, sin reparos a la orfandad de nido.
El nido y sus afectos sólo sirvieron para recuperar aliento.
Otros nidos al paso vendrán, otras regurgitaciones inútiles. La búsqueda será eterna.
Sigue volando. Te avivaré desde lo más alto de mis cúpulas. Desde el último faro.
Anticipándome a los satélites, te enviaré una cálida onda para que no caigas exhausta sobre playas contaminadas, abrazada con albatros muertos, con tripas de sal.

NEÓNICA


Gráfica verde en función de los metálicos reflejos que castigan al recuerdo herido.
Un neón es verde si puedes verlo. Un neón es azul cuando desapareces. Cuando mueres, luego, mis ojos ya no existen y no puedo verte de ningún modo.

La noche interminable. Los días raudos sonambulan mi dolor hasta el cansancio incrédulo de no ser cierto el temor de volver al no estado de pasar inadvertido bajo sombras desalmadas hacia hielo despiadado.

En fin, estaba escrito – de acuerdo a tus sabias maldiciones – que yo terminaría mis días desamparado de tu oleaje, de la recogida de tu marea irascible y el único horizonte posible : Hay comida en el refrigerador.

Recuerda : Las palabras sobran en los viajes difíciles. También el recuerdo del paraíso perdido.

Todo sobra en el futuro.


¿ De qué sirven los espectros ?
¿ Hay algún elemento imprescindible ?

La Tierra no va a parte alguna. Un viaje algo difícil para animales no acostumbrados al menester del no instinto.

Tu nombre vuelve a posesionarse de los atardeceres ojivales y la incierta noche se alarga una vez más hasta la muerte.
Quiero conocer el significado de tu nombre en el desierto.

El silencio no percibido antes llega como la muerte. Este papel no es dúctil. Los efectos personales quedaron diseminados en bolsas de basura. El despertador fué expulsado por la ventana para quedar ausente.

Después de este padecer no habrá ninguna que pueda abstraer a la belleza el ser o socavar las profundidades al centro.

La esmeralda y la pluma dorada seguirán incólumes, intacto el granito, las canteras perennes. La piedra del fondo de los ríos continuará puliéndose paciente como si la manipulara un artesano sin ningún apremio, como los orfebres. Sobrevivir sobre el musgo, sobre los acantilados y los metales.
Bastará con pervivir.

Ven, hacedora de continentes. Ven, hasta que los volcanes no ardan. Y si no vienes, será suficiente. Dependeré de papeles perdidos. Ni siquiera de un arca. Ciudadano seré del imperio atlántico. Y si no existiesen continentes sumergidos, sellaré puertas, ventanas, para que mi voluntad quede enclaustrada a su propia suerte.

Si no vienes como la lluvia, no será importante. El sur quedará despojado, en parte bosques, mutilados. En el norte, suspendidas, gigantes maquinarias, pequeñas herramientas pirquineras detendrán su horadar. En el centro del país, la fruta y el vino esperarán bajo la tierra para fluir.


***