sábado, 6 de marzo de 2010

ESTA LARGA QUIETUD

Esta larga quietud se aferra al barro portentoso
invocando y adorando la glorificación de una calle.
 
Una calle y una mujer se impregnan de ternura
tiñendo las palabras de modo irreversible.
 
Es este abrazo en esta altura
a la altura de tus hombros
como la primera vez de la virgen nervadura.
 
Pequeña fuente escrutadora en las mañanas.
 
Es este reír entre los pájaros
confundido entre el verde oleaje de las hojas.
 
Mi pretensión no es otra
que involucrarme en los suelos
acogiendo tus delicadas plantas.
 
La naciente jornada sólo tiene sentido desde tu mejilla.
 
No sabría decirte qué parte de tu alma se condice
con tu dedo meñique.
 
Buda mientras tanto
pacientemente esperando
en su posición acostumbrada.
 
La glorificación de una calle radica en la vertiente
que emana de tus pequeñas manos
y delicados pies.
 
Mi paciente caña en el estanque
doliente.
 
Esta calle
encerrada en su propia caja.

Lo que vendría siendo
una glorieta abierta y expuesta a mis palabras
en esa quietud profunda
cuando sus flancos me enredan a su sombra
aquella que sabemos nuestra .



























































































Advertencia :




Este cuadro permanece aquí, momentáneamente, para impregnarse
de humedades y aceites


El águila otea hacia la cordillera
Es una cuestión de química necesaria
por las cualidades del óleo



Esta calle alada
flanqueada
por mueblerías y botellas




Cómo poder explicarlo :

La delfina rebota sobre el agua
luego de una cabriola
y juega con mis papeles





B l a n c a s F r o n t e r a s





Ávido de los pequeños pasos tuyos silenciosos

las blancas fronteras
tus cavernas rojas
el grito en tu boca
en mi ventana la sombra
de tus carreras locas :









A t i e m p o n o t a r d í o





A tiempo en ti la calle
nimia
las rótulas blanquecinas
balanceándose tus ojos
en mi solapa



La niña viste traje parisino con cuello izado

Las mejillas ancladas a un beso.





DESPEDIDA A UNA PRINCESA ENCLAUSTRADA





Te libero
abro tu jaula - que no cerré yo

fueron otros tus carceleros
los que te postergaron
los que te hicieron señora de casa

te estrujaron
te hicieron invisible
y te escondieron la llave







C a n t á b r i c a




Vienes conmigo
en cada hembra abierta


en la velada epifanía de ti porte justo
ahuecada en mi lazo



vienes conmigo en cada compás que llevo
contra la probable
madrugada



Entonces esta especie de fuego que inflama tu calle

- ya sabemos cual -


fluye
como es natural
en esta memoria propia de ti
que se nombra a sí misma



La marea te arrebató el vestido
Que la profunda noche coronó de estrellas
Que te adoptó la luna para iluminar la tierra

Que te vas por la campiña recolectando rosas
Que a tu madre de vigilias la montó un venado
Y te parió gacela

Y te la llevas saltando
de poema en poema



Cantábrica
la noche te quedó esperando
como si no lo supieras



La calle de cal y canto
un parrón desnudo
la única luna que cuelga
donde antes en un macetero de helechos
huelgan mis corbatas.
















-¡ Ay de aquel que osare recordarme
que estoy muerto.